CLÍNICA DENTAL, IMPLANTES CORTOS
Una historia de implantes. El largo camino hasta el implante Bicon.
Texto realizado por el Dr. Juan Botella Serrano que explica su experiencia con BICON
En 1990 coloqué mi primer implante. De una marca suiza de reconocido prestigio, bastante caros. Después de algunos problemas (fractura del pilar, aflojamiento de tornillos, sobrecarga del implante, fractura del implante) decidí cambiar de implante. Era un implante de una sola fase quirúrgica.
Mi segunda experiencia fue con un implante español (de una empresa de Barcelona y fabricación andorrana) de conexión hexagonal externa, también de una sola fase quirúrgica. El resultado fue mejor, pero al cabo del tiempo, algunos tornillos, especialmente en la región molar, se aflojaban, lo que generaba bastantes problemas de mantenimiento e insatisfacción del paciente. Para buscar alguna solución al problema, me pongo en contacto con el encargado de la compañía y me asegura que la frecuencia del aflojamiento es mínima y que probablemente es un problema mío. Decido averiguar la frecuencia estadística del aflojamiento de alguna fuente imparcial (Clinical Research Associates) y me encuentro que es de un 33% a nivel de molares individuales. Es evidente que se trata de un problema importante.
Buscando resolver este problema, algunos fabricantes diseñaron implantes de una sola pieza (implante y pilar unidos). El problema era que, al sobresalir en la boca durante la fase de integración, aumentaba el porcentaje de fracasos de una manera exagerada, cercana al 30%, inaceptable (Biomédica Trinon).
A continuación, buscando bajar el precio de los implantes, empecé a colocar un implante “low-cost”. Y aquí la sorpresa fue descubrir que la integración ósea podía ser de distintas calidades. Al cabo de meses, años en algunos casos, algunos implantes empezaban a moverse. Y finalmente se acaban perdiendo.
Hubo un caso que me influyó definitivamente. Una paciente que llevaba un implante en la región molar #46, desde hacía 3 años, acude a la consulta porque siente que la corona se le mueve. Efectivamente, el pilar está suelto. Accedo al tornillo, lo aprieto con el destornillador y de repente, la paciente se queja y compruebo que se ha aflojado el implante: he vencido su integración en el hueso. Se trata de un implante pequeño de 3,5x8mm. No tiene pérdida de hueso. Lo dejo en reposo 3 meses, y vuelve a integrarse. ¿Qué había pasado? Simplemente que la fuerza de integración de ese implante era bastante escasa.
Esto me hizo derrumbar el concepto de osteointegración como “todo o nada”. Empecé a dudar de la fuerza biológica de la adhesión del hueso al titanio. Y empecé a buscar implantes que tuvieran un diseño que permitiese un encastre en el hueso al estilo de la amalgama en el diente, un implante que buscara no solo la retención por adhesión biológica, sino que buscara también una retención mecánica en el hueso.
Unos días antes de la Expodental, me llega un sobre con información del implante, Bicon. Explica las características diferenciales de ese sistema, y me llaman la atención dos detalles en línea con lo que yo estoy buscando:
- Del implante Bicon lo primero que me llama la atención es que NO es un tornillo, no es auto-roscante. Veo que sus aletas no están diseñadas para meterse dentro del hueso, como hace un implante auto-roscante. Es el hueso el que una vez colocado el implante ocupará el espacio entre las aletas. Entiendo que al colocar ese implante no genero compresión en el hueso y entiendo que eso debe ser bueno para el hueso. Las grandes aletas y el amplio espacio entre las espiras son un espacio ideal para la penetración del hueso.
- Cuello del implante inclinado y la colocación subcrestal del mismo: Me di cuenta de que en algunos Bicon que veía a largo plazo había crecimiento de hueso crestal sobre el cuello del implante, encastrando el implante. Crecimiento de hueso demostrado radiológicamente en la documentación.
Ese crecimiento de hueso contradecía lo que yo había experimentado y la biografía general sobre resultado de implantes a largo plazo, donde se da por aceptable una pérdida de hueso de 1,2mm el primer año y pérdidas menores anualmente. De repente aparece ante mis ojos un implante que no sólo no pierde hueso, sino que encima lo gana. Esto es la diferencia entre hacer una implantología par a 10 años o una implantología de larga duración. Estaba ante algo distinto y decidí probarlo. Si no hubiera tenido ninguno de los problemas citados, actualmente seguiría con el primer implante que coloqué. Pero fueron los fracasos los que me hicieron buscar, la búsqueda lo que me hizo aprender, y el aprendizaje lo que me hizo cambiar.
Actualmente llevo 9 años colocando Bicon como único implante. Con la experiencia fui descubriendo otras ventajas de cuya importancia no era consciente en el momento del cambio:
- El sellado bacteriano (concepto novedoso y desconocido para mí en ese momento) y su relación con la periimplantitis crónica. El sellado bacteriano, inexistente en los implantes de tornillo por causas metalúrgicas, consigue que no haya bacterias dentro del implante. Y la encía lo detecta, y se adhiere biológicamente al titanio, lo que no sucede con los implantes “infectados” interiormente. Cuando uno retira el pilar Bicon de su receptáculo en el implante, la encía sangra y queda en “carne viva”, cosa que no sucede con los implantes sin sellado bacteriano, en los que la encía está apoyada en el pilar, pero no hay adhesión, no sangra, porque la encía reacciona, como hace cuando “detecta” un resto radicular, sarro, etc… No cierra, no sella, porque eso significaría encerrar dentro del cuerpo un problema: un cuerpo extraño (sarro), una infección.
El cuerpo, hueso y encía en este caso, se retraen para “externalizar” la infección, el cuerpo extraño. Debajo de la encía no puedes enterrar sarro ni bacterias ni ningún otro cuerpo extraños.. excepto titanio 99,99% puro (o materiales científicamente probados).
- El diámetro de 3mm del poste, la no fractura de tornillos. Todavía no se ha fracturado ningún poste de 3mm.
- El cambio de plataforma
Mi trayectoria en implantología es de más de 20 años, hasta que me encuentro un implante que me permite dormir tranquilo. Ojalá hubiera topado con BICON al principio de mi carrera como implantólogo.
Yo les digo a los pacientes que la decisión importante en la reposición de los dientes perdidos no es si me coloco o no implantes. La verdadera decisión es qué tipo de implante me coloco y hay que tratar de acertar a la primera, porque no hay una segunda oportunidad. En la mayoría de los casos, después del fracaso de un implante, no hay hueso suficiente para una segunda oportunidad.
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